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domingo, agosto 18, 2024

casa uno


Y ahí estaba en silencio, presenciado el mundo que circulaba a mi alrededor, consumiendome sin saberlo, sumiendome en el silencio y la soledad, es cierto que sombras y luces se posaron en mi a lo largo de los años, pero de que sirvió, si la inconmensurable realidad que por estos lentes obscuros que me regaló la esperanza no pude ver antes, me golpeó en la cara, me abatió sin darme siquiera una oportunidad de esquivar el golpe, caí hasta el fondo de un mar cristalino que calaba en las heridas y a la vez las limpiaba y ayudaba a sanar.

Aunque hoy parece que estoy estable, te deje ir, o más bien acepte que te fuiste hace ya muchos ciclos, hace ya muchas palabras precisas y directas que me negaba a escuchar.

La verdad es que arrepentirse no es nada, pedir disculpas, perdón y mostrar arrepentimiento desde el fondo del templo que se esconde en lo más profundo y recóndito del alma, remover el corazón, y ahi mostrarlo en tributo, como muestra de una profunda sinceridad en tus palabras, acompañadas de acciones poco egolatras, talvez eso podría ser suficiente aunque en si al final, lo dudo.
Pues desde las primeras palabras encriptadas, fuiste tu quien decidió entregar la llave y abrir la puerta, aún sabiendo de antemano lo que calaria y dolería, caminaste adelante teniendo mil oportunidades de frenar el paso, sabías lo que pasaría si no te detenias y aún así seguiste caminando, pudiste no entregar la llave, sabías que si miraba la puerta abierta me destruirias y aún así con un pensamiento critico seguiste entrando y saliendo por las puertas encriptadas, caminando al fondo de la habitación, decidiste que la llave sería entregada a alguien mejor que yo, así que el agua salada es de una planta tratadora de aguas residuales con silicón.

Y por eso casauno...

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